Después de escojas sucesivas de Booker, la reputación de Tom McCarthy como un prosista que empuja los límites semeja establecida. Pero, tal vez más que todo lo que ha escrito, este último trabajo plantea la pregunta: ¿qué tiene precisamente que ofrecer una novela al lector para ser clasificado como tal?
Estructuralmente, es bastante difícil objetar: The Making of Encarnation tiene múltiples facetas en una tradición que se remonta a Dickens. Monica Dean, una joven letrada, trabaja en LSE y también estudia la historia de los primeros estudios sobre el tiempo y el movimiento; un cliente del servicio anónimo desea saber si los movimientos pueden tener derechos de autor. Mark Phocan asimismo está trabajando: Pantarey es una compañía de atrapa de movimiento a las afueras de Oxford, que ahora atrae a una pareja a tener sexo entusiasta mientras que está cubierta de marcadores digitales. Y Ben Briar tiene un nuevo puesto como consultor científico en el éxito de taquilla de ciencia ficción Encarnación.
Dean, como todos en el libro, solo se muestra haciendo lo que le han contratado.
A partir de ahí, estos hilos avanzan. Dean es mandada a Indiana a los ficheros de Lillian Gilbreth; en la década de mil novecientos treinta fue una de las primeras vanguardistas de la ingeniería en el sitio de trabajo. En este relato, catalogó sus avistamientos en modelos 3D, representando los movimientos de los trabajadores en arcos en miniatura, cada uno de ellos ensamblado en mil cajas de zapatos numeradas.
Mientras tanto, Phocan es mandado al Soho para empezar a trabajar en Encarnación: su planeta galáctico distante inventado puede ser un guirigay de léxico y juegos de espada atenienses y medievales, mas su CGI debe asegurar que la luz de la Nebulosa Vecina caiga con precisión hawkingesca por toda la nave espacial. más de forma notable en la escena de hacer el amor sin gravedad. Apenas hay una página sin algo como «los datos amontonados que se introducen en el servidor del gait lab, se fusionan con las lecturas en caché de sus 2 sesiones precedentes y se pasan a los sistemas de catalogación online de CMAC y al gait lab. ‘ESMAC …» Al principio, estos parágrafos ininteligibles producen una atmosfera de vanguardia, mas de manera rápida se funden en un fondo de pantalla de computadora.
Sin embargo, lejos de precisar toda esta facticidad, la ficción se nutre de extraños: lo ignoto que anima la trama y lo ignoto sicológico, que le va a dar una resonancia más allí de una simple historia. Así que el misterio inicial sale a la luz cuando Dean descubre la carta de Gilbreth a un físico en la entonces Lituania soviética: supuestamente la caja ochocientos ocho «cambia todo» y realmente puede resumir «movimiento perfecto». ¡Resultados! Pero el Box ochocientos ocho no está en los anaqueles. Y cuando presiona, se le anula el acceso a la biblioteca de Dean; poco más tarde, el cliente del servicio asimismo anula el contrato.
McCarthy no nos afirma nada sobre el resto de la vida de Dean, no crea ninguna narrativa que pueda mostrarnos de qué manera este episodio lo hace más grande o bien más pequeño. La novela moderna prospera en instantes en que una persona se comporta fuera de sitio, mas Dean, como todos los otros en el libro, sencillamente hace lo que acostumbraba a hacer. Entonces, ¿qué, desde determinado punto de vista romántico, hay para el lector?
Mientras tanto, Phocan pasa veintitres páginas viendo a un equipo de bobsleigh emplear un túnel de viento digital. Trabajo efectuado. Viaja a una factoría de sardinas en desuso en Noruega para apresar a un equipo gimnástico en movimiento para Encarnación. Trabajo efectuado. Y por último, es mandado a Riga para ganar el Box ochocientos ocho del viejo físico lituano. El trabajo no está hecho, por el hecho de que el único resultado tangible es un acoplamiento menos profundo que James-Bond con la nieta del físico, seguido del suicidio de su abuelo. Una vez más, Phocan no se ve perjudicado por estos acontecimientos.
Pero una novela probablemente debe dejarnos invertir en las aspiraciones o bien los descalabros o bien los amores y las pérdidas de los personajes centrales. En Remainder, la imborrable novela renovadora de McCarthy, el protagonista puede sentirse atrapado por la necesidad de Paul Austerish de recrear meticulosamente un accidente de tráfico, mas su obsesión se transforma en el acertijo humano que repiquetea considerablemente más allí de la mecánica. En este último libro, habiéndonos atraído con vidas profesionales llenas de PI, TI y CGI, no ofrece acertijos ni perspectivas. Nos quedamos con lo que están habituados los personajes, de 9 a 5, y un tanto más. Está detalladamente descrito y seguramente realista, mas ¿es una novela?
The Making of Encarnation de Tom McCarthy es una publicación de Jonathan Cape (£ dieciseis con noventa y nueve). Para respaldar a Guardian y Observer, pida su copia en guardianbookshop.com. Pueden aplicarse cargos de envío